Hablemos de Tecnología
11 de septiembre de 2025

Hoy me apetece hablar de tecnología. Desde muy joven he sido bastante fiel a ella. Tuve la suerte de tener un PC en casa desde prácticamente los 8 años, ya que la empresa donde trabajaba mi padre se lo instaló en el domicilio. Si te paras a pensarlo, hoy en día hay empresas que a regañadientes te lo proporcionan ni siquiera para teletrabajar; cómo han cambiado las cosas. Aquello me permitió estar en contacto especialmente con el PC y sus diferentes tipos de software, juegos, código, etc. Siempre fui bastante friki, también porque mi hermano mayor tenía un interés similar al mío, no tanto mi hermano mediano.
Hoy he ayudado a mi padre a recuperar los correos electrónicos. Después de estar dos meses en el pueblo, y con los problemas de memoria que padece, esa tarea se le vuelve casi imposible, algo que a mí me ha llevado no más de dos minutos. Le he rescatado 2 correos, ya que de hecho uno lo tenía activo —el de Gmail—, pero le cuesta retomar su rutina. Llevaba muchos años creando PowerPoints de todo tipo; desde que se jubiló, se dedicó a recolectar música y fotografías de Internet para montarlos y enviarlos a familiares y amigos. Hace bastante tiempo que mis hermanos y yo le dijimos que ya estaba un poco desfasado, pero yo siempre le defendí argumentando que debía hacer lo que le hiciera feliz. Si eso le llenaba, adelante, ya que es lo más importante mientras estés aquí.
Este año ha sido el primero en mi vida en el que he vivido la muerte mucho más de cerca. En apenas cuatro meses de diferencia, dos tíos míos se han marchado. Uno era el marido de la hermana de mi padre; el otro, hermano directo de mi padre. Ambos han sido excepcionales como personas.
El primero vivía en Andorra, adonde se mudó de joven junto a mi tía. Era médico y una persona bastante conocida en el Principado. Fue uno de los primeros especialistas en traumatología de fracturas y lesiones. Ejercía como médico de cabecera con ese enfoque, incluso para niños. Destacaba enormemente por su cualidad humana, algo que demostraba siempre que íbamos a visitarlos. Las cosas le fueron muy bien, ya que coincidió con el momento en que Andorra prosperó en todos los sentidos, así que económicamente les fue genial.
Es cierto que luego se gastó gran parte de su patrimonio, una vez jubilado, en una finca en Almería, pues ese era su sueño. Allí cultivaba manzanas, uvas, higos, naranjas, ciruelas... Un poco de todo. Luego lo vendía en mercados, pero era más un hobby que otra cosa, ya que apenas le sacaba rendimiento. Le sirvió para vivir durante bastante tiempo a su aire. Solía bajar solo y pasarse largas temporadas allí, mientras mi tía se quedaba en Andorra y bajaba únicamente por períodos cortos.
Recuerdo que de pequeño, siempre que iba a Andorra, me daba dinero, y no poco. Era súper espléndido. Tuvieron muy mala fortuna con el primer hijo, quien a los 16 años, el día de su cumpleaños, recibió de mi tío una moto de montaña como regalo. Ese mismo día tuvo un accidente que lo dejó en coma. Lo han mantenido inconsciente toda la vida; actualmente ya he perdido la cuenta de los años que tiene, pero ronda los 50. Nuestra tía nos dijo hace años que si despertara sería la persona del planeta que más años hubiera estado en coma. La realidad es que sería complicadísimo para él volver a cualquier tipo de rutina normal.
Mis tíos para mantenerlo se gastaban cada mes bastante dinero. Es cierto que conocen a mucha gente allí en Andorra, incluso a la familia más rica del país, entre otros. El día que no esté mi tía, veremos qué pasa con el hijo en coma, porque su hermano y hermana ya están muy desconectados del tema desde hace tiempo. Lo impactante es que mi tía ha estado súper conectada a él toda la vida; podríamos decir que ha sido su trabajo cuidar de él. Nos contó que el día que falleció nuestro tío, sobre la hora exacta en que murió, la enfermera le dijo que pegó como un grito que las asustó. Evidentemente no habla, pero a veces hace sonidos como si lo intentara.
Cuánto nos falta por saber a los humanos sobre la muerte, los sueños, el estar en coma. No tengo ni una sola duda de que la cosa continúa, a su manera, pero continúa.
No puedo dejar de hablar de mi otro tío; no sería para nada justo. Mi otro tío, que falleció meses más tarde a los 82 años, hermano de mi padre. ¡Qué gran persona! ¡Qué gran persona! Se me pone la piel de gallina cuando lo escribo. De esas personas ultra humildes, muy parecido a mi padre en ese aspecto.
De muy joven perdió un riñón y un pulmón, y pudo vivir hasta los 82 años. Mi abuelo —es decir, el padre de mi padre y de él— era médico, y nos contó nuestro padre que le salvó la vida gracias a buenos contactos, ya que en aquella época esos problemas tenían casi nula supervivencia.
Recuerdo que era muy manitas, especialmente en electricidad y electrónica. Tengo un recuerdo estupendo de cuando en Navidades íbamos a su casa. Siempre nos montaba el Scalextric que tenía, ¡enorme!, en su habitación de matrimonio. Apartaba la cama y lo montaba con mi primo; qué gozada. También a mi primo le gustaba mucho el PC, y recuerdo que tenía juegos con los que echábamos tremendas partidas.
Mi tío también venía a casa de vez en cuando a montar algunas cosas de electricidad. Siempre súper correcto, educado, de esas personas que prefieren escuchar y hablar poco, pero que cuando hablan denotan una absoluta grandeza y humildad. Ojalá el mundo lo dirigieran personas como él.
Odio la mayoría de gente que ocupa cargos de responsabilidad en empresas, organizaciones, etc. Es una realidad que la gente más arrogante y despreciable, sin principios, llega a esas posiciones porque son como ratas de alcantarilla. Si tuviera el poder de hacerlas desaparecer del mundo en un segundo lo haría sin pestañear y dormiría como un bebé.
Es como el capítulo de Lost donde Charlie se carga a Ethan. Le golpea, le amenaza para que le lleve a Claire diciendo que si no matará a cada uno de ellos, dejándole a él para el final, todo sin venir a cuento. Es una realidad que cuando alguien actúa de esa forma sin ningún tipo de justificación, lo único que sientes es odio de máxima magnitud. Cuando encuentran a Ethan, tanto Jack como el resto le tienden una emboscada. Una vez lo tienen en el suelo, viene Charlie de pronto con un arma y le pega un tiro en la cabeza. Qué bien sienta cuando ves ese tipo de justicia poética.
La escoria que no quiera dejar vivir con tranquilidad al resto, fuera; ya te puedes ir al segundo plano, cuarta dimensión o como quieras llamarlo. Se me hace raro que encima esa gente luego en el más allá pueda acceder, tener o sentir lo mismo que cualquier mortal que haya llevado una vida ejemplar, humilde y buena con el resto de personas, como mi tío.
Después de todo esto, que no he podido evitar escribir, voy a continuar hablando sobre la tecnología, ¡que a eso he venido!
Como decía, he estado rodeado de mucha tecnología desde joven. Es cierto que no soy un nativo digital, pero he presenciado todo el proceso desde su nacimiento. De hecho, diría que tengo cierta ventaja. Además, he sido muy friki en general; incluso en los últimos años me decanté por estudiar ingeniería informática, aunque no la terminé porque ya no me interesan los títulos que pueda obtener, sino el conocimiento. Lo hice básicamente porque de forma autodidacta me costaba mucho aprender sobre programación, así que cursé el máximo de asignaturas con ese enfoque.
Me abrió muchísimo la mente y especialmente la manera en que soluciono mis problemas del día a día, sean del tipo que sean. De hecho, creo que la programación tiene mucho que ver con la vida misma, nuestro cerebro, el Universo. Aprender sobre algoritmia es básico. Cualquier persona que tenga ciertos conocimientos sobre lógica, cómo funciona un PC a nivel de máquina —con sus puertas lógicas, multiplexores, decodificadores, codificadores, unos y ceros, electricidad de bajo y alto voltaje en su forma más básica— puede ser muchísimo más eficiente en la resolución de problemas, especialmente en cualquier empresa.
Siempre me he dicho que con la mezcla de conocimientos que poseo del entorno empresarial en general, gracias al módulo que hice y la carrera, más estos últimos conocimientos de ingeniería, además de todo lo que he estudiado por mi cuenta, me proporcionan muchísima seguridad para poder trabajar en un abanico de puestos amplios. Mi curva de aprendizaje, a estas alturas de la vida, es empinada y muy rápida gracias a los conocimientos generales que tengo.
La cuestión es que a menudo, conforme adquieres más conocimientos técnicos, al mismo tiempo cada vez me atrae menos la tecnología en general. Estoy en un momento de cierto bajón con ella. Empiezo a vislumbrar sus partes negativas. Obviamente, una de ellas es la adicción a la que te someten, es decir, la dependencia. Estamos creando un mundo cada vez más dependiente, y eso también nos atonta, ya que si desapareciera todo lo que tenemos de un plumazo, no sabríamos cómo sobrevivir.
Otro aspecto es que parece que en vez de simplificarse, sucede lo contrario. Es verdad que con la IA todo es algo más fácil, especialmente para los que tenemos un alto grado de conocimientos sobre tecnologías, porque te ayuda a ser más productivo. Pero ¿más productivo para qué y para quién?
Hoy en día, a lo que puede aspirar la gente normal es a montar un bar, y la mayoría no saben hacer bien ni eso. Ya lo dije en otro post: hoy es muchísimo más complicado emprender que hace 30 años, y cada vez será más difícil por culpa de grandes monopolios y oligopolios. Ya no van a quedar casi negocios que pueda montar cualquier persona con pocos recursos, porque los estándares de calidad también se han vuelto muy altos y exigentes, por no mencionar la cantidad de trabas legales que tienes por el camino, lo que se transforma en mucho más dinero necesario. Es una auténtica locura.
Estamos cocinando un mundo claramente de élites, donde se les ha permitido apoltronarse. De vez en cuando surge alguno nuevo, pero la mayoría proceden de esos mismos entornos y clases sociales, donde son claramente privilegiados. He conocido varias familias de bastante dinero en Barcelona cuyos hijos montan negocios y, claro, los cierran, pero ahí está ya una gran ventaja: lo pueden cerrar si no funciona y apenas les repercute en su vida, con lo cual lo pueden volver a intentar. Las consecuencias para el resto de mortales son terribles, ya que puedes arrastrar esa deuda el resto de tu vida y vivir como un miserable.
Me río de los que venden el discurso del esfuerzo como si de una fórmula de Einstein se tratara para tener éxito. Es una mentira enorme, y eso solo lo puedes descubrir con el paso de los años, porque cuando eres joven vas a estar rodeado de ese discurso en escuelas, universidades, empresas, familia, amigos. Y cuando eres joven, por supuesto eres un incauto. Solo aquellos que absorben cantidades indecentes de conocimiento muy temprano se pueden percatar. El resto necesita una mezcla de conocimientos y paso del tiempo gracias a la experiencia. Es un discurso que utilizan las élites para poder seguir teniendo mano de obra con la que continuar generando grandes cantidades de beneficio.
Últimamente me preocupa cada vez más el tema de la seguridad. De hecho, estaba muy a favor de las nubes de grandes empresas, pero ahora cada vez menos. Mi idea es comprarme algunos discos externos, ya que como ahora tenemos SSD externos excelentes, quiero reducir mi dependencia, especialmente de datos en dispositivos a través de la nube. En la nube voy a mantener lo básico para que me pueda facilitar el día a día, y el resto en dos discos externos —obviamente digo dos porque soy de esos que replican la información.
Al fin y al cabo, es lo que hacen también las grandes empresas. Imagina que nuestra información solo la tuvieran en un disco: la pérdida de datos sería altísima. Hace ya mucho tiempo recuerdo un vídeo de Google donde un operario se paseaba por enormes pasillos repletos de servidores, y solo tenía que ir mirando que no hubiera una luz roja, ya que eso indicaba que estaba averiado ese servidor, momento en el que se dedicaba a cambiarlo. Había como dos o tres en hilera que eran los que estaban replicados. Que se pongan tres con la luz roja debe ser como que te toque la lotería.
Eso no es lo que me preocupa de las nubes, sino que puedan ser hackeadas y, por tanto, que mi información de pronto vuele por Internet. Me voy a esperar de todas formas al Black Friday; ya me lo he anotado en el calendario del móvil.
El móvil, otra cosa que hace años ya intento reducir bastante a nivel de uso. Tengo un iPhone 11. Tengo la batería al 65% ya de vida útil, y estos últimos meses le daba vueltas a si me valía la pena cambiar de nuevo de móvil. En su día me costó 750 euros y era el nuevo iPhone; hoy ni loco me compraría el último modelo con los precios que tienen, y más aún para el uso que le vamos a dar. Es una locura los precios de los móviles, en realidad.
Fui durante bastantes años usuario de Android. Era de los que cambiaban la ROM. Tuve Xiaomi también, pero la verdad es que cuando probé en su día el iPhone, dije: "Joder, qué gozada en todos los aspectos". De hecho, el primer iPhone que me compré fue un SE, y en realidad fue una carambola.
Resulta que tenía un Galaxy S7 y, al año, se murió; no encendía. Como estaba en garantía contacté con PC Componentes, y me dijeron que lo tenía que enviar. Fue surrealista: al día de haberlo recogido, la agencia de transporte me envió un mensaje diciéndome que el móvil no había llegado ni se esperaba que llegara —los motivos ni idea—, pero entonces me comunicaron que me reingresaron el importe exacto de la compra del móvil en la cuenta de PC Componentes. Total, que eran unos 600 euros.
Entonces, como habían sacado el iPhone SE y se vendía a un precio más que razonable para ser Apple —a 350 euros—, pues dije: "Oye, me lo pillo". Además, era una época en que quería disminuir mi dependencia al móvil, ya que pasaba de una pantalla más grande a otra más pequeña. Me encantó desde el primer día. Otra de las cosas por las que especialmente me decanté fue por la seguridad, ya que es lógico que Apple sea algo más seguro al controlar tanto software como hardware.
Recuerdo, además, que como entonces vivía solo de alquiler y siempre fui muy fan de los videojuegos de coches, con el resto del dinero me compré un volante y pedales; era mi incursión al Simracing. Aunque debo decir que ya había tenido volante y pedales con la PS2, ya que me los regalaron unas Navidades mis hermanos. Lo que pasa es que en aquella época era una castaña: girabas el volante y el lag se notaba. Al final te acostumbrabas y, como todo, era un reto en el Gran Turismo, pero si lo comparas con lo de ahora, hay varios abismos de diferencia.
Le he dado vueltas, como decía, a lo del móvil, pero casi seguro que lo que voy a hacer es ir a que me cambien la batería. Me arriesgo a que lo abran, pero oye, este me ha ido siempre perfecto y, si lo llevo, lo haré a un sitio oficial. Ya he mirado precios: son unos 90 euros. Me vale la pena porque, para el uso que le doy —como la mayoría de la gente—, lo alargo todo lo que pueda. Lo malo es que a partir del próximo año ya no me llegarán nuevas actualizaciones, lo que deja un poco desprotegido de cierta seguridad, pero como mi estrategia va a ser tener todo prácticamente en discos externos, pues ya no me importa tanto.
Otra cosa que sí debo decir de Apple es que se nota que en los últimos 10 años la calidad ha bajado. Tuve un iPad que finalmente vendí, y antes de llegar a los dos años se murió la batería. Tuve que enviarlo también al Servicio Técnico; luego ya lo vendí, ¡y lo vendí muy bien! También me compré hace años los AirPods, los normales, pues no cargan bien. Parece un defecto de todo el proceso de fabricación, porque si buscas información por Internet ves en todas partes que dicen lo mismo: que cada dos por tres los limpies bien, con alcohol en las conexiones, etc. Eso obviamente no debería ser así; me parece una basura.
Encima te vas al gimnasio y no sabes si están los dos cargados o solo uno hasta que llegas, lo que te obliga a comprobarlo antes, con lo cual no me sirve. Me compré unos baratos de repuesto, ni 20 euros me costaron y van mejor. Lo dicho, una mierda últimamente Apple, así de claro. Por eso ni loco me compro nada más de Apple que sea último modelo. Si algún día me compro algo más, será algo que pueda comprobar por Internet si funciona bien o no. El primer iPad Air también me lo compré, me duró 10 años, y por eso decidí comprarme el otro, pero como he dicho lo vendí cuando vi que en garantía ya había muerto la batería.
Otra empresa tecnológica que odio con toda mi alma es Microsoft. A mí lo que más me alucina es la cantidad de gente que hay hablando bien de Microsoft. Tenemos Windows porque básicamente en el planeta Tierra hay un oligopolio de tres pares de cojones. Linux, que lo he probado, al final se te queda corto porque software hay el justo. Quizás ahora tendría algo más de sentido, ya que ya no soy tan ultra dependiente de softwares; intento tener lo justo y necesario.
Luego, encima, casi todo ya va con suscripción, como por ejemplo Adobe. A ver, yo siempre fui un poco piratilla, pero también tengo que decir que a las empresas también les interesa lo pirata. Hay estudios y casos donde incluso les beneficia, ya que, como yo, muchos usuarios cuando empiezan a utilizar un software pirata, si acaban teniendo con él mucho uso, terminan pagándolo, pues en muchos casos también es una molestia tenerlo pirata. Esto es lo mismo y especialmente con el cine. Hace muchos años se hicieron unos estudios que indicaban que los mayores piratas a nivel usuario de películas eran los mayores consumidores. Eso sucede cuando a uno le gusta mucho el cine: ve pelis por doquier, y cuando das con películas que te encantan terminas comprándolas originales, porque mola tener la caja, el DVD o lo que sea.
De hecho, este pensamiento me ha venido viendo Lost en Disney. Lo del streaming es alucinante. Cuando empezaron las plataformas todo era muy bonito, luego te acostumbran, y cuando ya estás enganchado, suben precios y te meten anuncios. ¡Es que es todo una auténtica basura! Eso también me ha hecho replantearme el tema de series y pelis buenas. Otra opción es volver al pirateo teniendo en cuenta los actuales discos externos SSD; creo que vale la pena mucho, lo que pasa es que también actualmente hay que ir con mucho más cuidado porque hay muchos más virus y archivos corruptos, y seguramente más cuando se trata de series y pelis peculiares.
La industria del videojuego lo tiene mejor, porque actualmente ya todo lo hacen prácticamente online. Ya casi no hay juegos en modo historia. De hecho, es otra industria que me empieza a dar un asco terrible. Lo único que me llama la atención es hacer algunas carreras con mi volante y pedales actuales de Moza, que por cierto, también se me ha jodido el volante. Lo he embalado hoy, ya que me dicen que me lo recogerán. Es una realidad que vivimos un momento de mucha tecnología pero que, vamos, cada vez también falla más todo.
De Microsoft he dejado de escribir porque, mira, podría hacer una lista interminable de pequeñas cosas —que podemos llamar bugs— que dan por culo constantemente. Actualmente, la que más me molesta es que tengo siempre dos pantallas conectadas y un proyector, pero el proyector lo suelo tener desconectado y cuando lo conecto voy a pantalla y la activo. Pues siempre que la activo, la segunda pantalla que tengo —que la tengo en vertical— me cambia a horizontal. Y como esto, mil cosas más.
Es una empresa de mierda en una posición de comodidad como la copa de un pino. Pero claro, ¿quién cojones monta hoy en día un sistema operativo nuevo desde cero? Literalmente no puedes. Solo lo pueden hacer megaempresas, y aun así se la juegan muchísimo, porque hay mucha dependencia de empresas y gente con los sistemas actuales. Tendrían que hacer algo idéntico prácticamente y que funcionase a la perfección, y en ese caso seguro que les intentarían joder con litigios por plagio o algo similar.
Por eso digo que empiezo a estar hasta el nabo de tanta tecnología. Hace tiempo que abandoné las redes sociales, excepto una en particular que me abrí hace un par de años y que reconozco que estoy algo enganchado: TikTok. El algoritmo es brutal, funciona como la droga. También tengo que decir que mi enfoque es muy didáctico, debido a que funciona tan bien el algoritmo. He aprendido más inglés en TikTok que en cualquier academia. Hay muchos profesores nativos haciendo vídeos, y me ha ayudado mucho a mejorar en el idioma. Es por lo único que mantengo la cuenta.
Luego, como es lógico, al tenerlo activo, pues terminas también viendo algunos vídeos de otras cosas. Me suelen gustar los de humor en general, del motorsport, de animales —especialmente cómo no de gatos, ya que tengo una gata a la que quiero mucho—, y poco más. También utilizo algo YouTube, pero muy secundario, la verdad; más aún con los anuncios de mierda que meten, que también se nota que los han incrementado para que pagues otra puta suscripción.
Tengo claro que cada vez me voy a ir más a la lectura, tanto en papel como digital, ya que tengo el Kindle. La música de momento sí que es muy cómoda en Spotify. Es de las suscripciones que más sentido tienen, pues hace muchos años, como todos, acababan hasta las narices de descargar música y hacerte tus listas. Y lo que he dicho, también creo que le daré sentido al tema de pelis y series. Al fin y al cabo, vivimos tiempos por culpa de estas plataformas donde navegas entre millones de mierdas de pelis y series, lo que al final termino viendo muchas pelis buenas repetidas la mayoría del tiempo, con lo cual prefiero acumular lo bueno, aunque sea pagando poco a poco, y tenerlo para siempre y sin un puto anuncio de mierda.
La cuestión es que hace tiempo que no tengo ni lector de DVD, Blu-ray, ni nada parecido. Además, series completas en Blu-ray o similar me dan un poco de miedo porque ya he leído de algún usuario que llega a la temporada 6 —por decir algo— y se encuentra el disco defectuoso, y como han pasado los 15 días lógicamente, porque no te petas una serie en 10 días, pues ya no lo puedes devolver. De todas formas, esos casos me resultan un poco extraños, porque tiene que haber garantía igualmente para eso; si el disco no tiene ni una sola rayada y no se ve bien, es una obviedad aplastante que te lo tienen que solucionar.
Pues nada más, aunque me dejo muchas cosas como siempre; hoy se me ha terminado la cuerda como a Woody. ¡Hasta el infinito y más allá! ;)