La relación entre salud, drogas y felicidad
13 de septiembre de 2025

Recién duchado y frente al ordenador, una vez más, dispuesto a escribir. Está resultando bastante increíble todo lo que estoy redactando estos días. Sinceramente, no sé cuánto durará, espero que sea mucho, porque me sirve, me ayuda y me gusta, que es lo único importante.
Esta mañana he mejorado más aspectos del blog. De hecho, no paro; suelo tener esta manía, pero también es parte de la motivación para continuar escribiendo día tras día. Finalmente me he suscrito de nuevo a una IA. Me he decidido por Claude, especialmente porque creo que a nivel de programación para un proyecto complejo como el que tengo (del que ya he hablado en otros posts) me ayudará bastante más, ya que el proyecto tiene su complejidad.
He aprovechado y ya la he utilizado para mejorar la calidad de cada post. La intención es clara: el prompt es sencillo. Le he dado las directrices para que me corrija tanto ortográfica como gramaticalmente, pero sin perder un ápice de la información que escribo, y teniendo en cuenta mi tono y personalidad, ya que si no, no tendría sentido. También le he indicado que si detecta repetición en algunas palabras, busque sinónimos considerando nuevamente mi estilo personal. Además, le he comentado que podría resumir alguna pequeña parte si observa que me repito. Fácil. He añadido al final de cada post precisamente esta información; me parecía una buena idea, me gusta ser bastante sincero con todo lo que hago.
He ido a caminar esta tarde, he estado sobre una hora, unos 5,2 km según la aplicación del móvil. No está mal, ya que no he corrido, aunque de serie suelo siempre caminar rápido. Hace muchos años, cuando salía con amigos y amigas, siempre me lo decían. Creo que me acostumbró mi hermano mayor cuando yo era pequeño, ya que muchas veces, si me tenía que acompañar a algún sitio o iba con él, solía caminar bastante rápido, y supongo que de ahí cogí el mismo hábito. Un clásico entre hermanos. Pasa con todo o casi todo generalmente, especialmente si te llevas bien con él.
Como suele ser habitual en mí, y más todavía en este caso, al ir a caminar le daba muchas vueltas a la cabeza. Siempre reflexiono, y eso me sirve al mismo tiempo para encarar cada post de este blog. Digamos que mato dos pájaros de un tiro con poco esfuerzo. Yo creo que hay gente a la que le costaría escribir —típico de películas donde sale alguien que quiere escribir un libro, y en el momento que se quiere poner a escribir, no le surgen ideas ni nada suficientemente interesante como para redactarlo—. No es mi caso, aunque es cierto que no me consideraría un gran escritor, especialmente en cuanto a cómo redactar todo. También debo decir que hoy en día me he leído libros que dejan bastante que desear, con lo cual tampoco estoy muy lejos en cuanto a nivel gramatical de algunos libros. Claro que, hoy en día cualquiera escribe un libro. De todas formas, gracias a la IA seguro que se aprecia un poco más de calidad en todo lo que escribo.
A medida que iba caminando me ha surgido el tema de la salud. Así que voy a hablar de esta relación, porque salud incluye muchas cosas más, ya que en parte todo está relacionado, como por ejemplo la felicidad. También voy a hablar de las drogas, ya que me he relacionado en parte con ellas gran parte de mi vida. Es curioso porque cuando usamos la palabra droga, es como que suena súper fuerte. Lo que más gracia me hace, aunque también lo respeto, es la gente que lo ve como algo gravísimo o durísimo. Luego igual son fumadores de tabaco, beben su alcohol casi a diario, toman pastillas automedicándose constantemente, pero son súper duros con otras drogas que incluso pueden ser blandas, y en algunos casos más suaves que incluso medicamentos. La ignorancia es bastante bestia en general en mucha gente.
Siempre he pensado que las drogas naturales, las que surgen de la naturaleza, están por algo. La naturaleza es más sabia que todos nosotros juntos, y si las ofrece, algo tendrá que ver. De joven empecé fumando tabaco, como muchos; al poco tiempo, probé los porros. Antes ya había probado el alcohol, pero nunca fui de joven muy bebedor; siempre preferí entre las dos opciones los porros. Tengo que decir que la palabra porro suena mal, pero también es muy psicológico, porque he nacido en un país donde lo legal es el alcohol y no el hachís o la marihuana. Eso hace que la gente, si no tiene dos dedos de frente, vea bien el alcohol y el resto de drogas blandas no legales como el diablo. Es cierto que de joven me enganché un poco a los porros, pero lo más gracioso de todo es que con el tiempo me di cuenta de que no estaba enganchado a los porros, sino al tabaco que utilizaba para ellos. La nicotina es una de las drogas del planeta más adictivas, pero como el hachís no lo puedes fumar por sí solo —a no ser que sea de otras formas, que creo que son más complicadas socialmente—, pues como todo el mundo utilizaba tabaco. También es verdad que durante mi vida lo dejé durante años, volví más socialmente, lo volví a dejar... Es decir, tampoco he fumado tanto a nivel absoluto. Otro aspecto es que, por ejemplo, tampoco me excluyó de la sociedad. Hay gente que sí, que deja de relacionarse, no estudia, no trabaja, no hace nada; eso sí es un problema. Yo supongo que, como siempre fui muy hiperactivo, pues fumar me daba esa paz y tranquilidad que necesitaba mi cerebro al mismo tiempo.
Otro aspecto que siempre he comentado es que toda la gente que he conocido que fumaba eran personas de puta madre, gente además que molaba mucho hablar con ellos, profundizar en temas, filosofía, la vida misma. Siempre ha sido un ambiente de buen rollo. Sin embargo, también he tenido mi época de salir de fiesta por la noche y beber alcohol, y he visto líos importantes de gente, peleas, cabreos, de todo. No verás nunca un grupo de personas fumetas tener problemas, o sería raro, o más bien porque están utilizando también otro tipo de drogas.
Podría decir que cuando me di cuenta de que la verdadera adicción venía del tabaco, eso sí lo dejé por lo sano. Además, con el tiempo siempre he dicho: joder, te fumas un cigarro y no notas una mierda. Lo único que notas es el síndrome de abstinencia a saco, como para que te tengas que poner otro cigarro en la boca. A día de hoy me parece la droga más absurda del planeta, pero claro, las empresas tabacaleras han variado mucho el tabaco de hace 50 años al de ahora; le han metido muchos más productos para que sea mucho más jodido desengancharse. Recuerdo que las pasé bastante putas. Leí mucho, eso también me ayudó. Descubrí el craving y muchas más cosas relacionadas con el tabaco para entender mejor todo el proceso de lo que sentía y vencer esa lucha.
Cuando entendí todo eso muy bien, con el tiempo me apetecía algún que otro día volver a fumar, pero un porro. Pero claro, tenía que ser sin tabaco, y ahí es cuando empecé a experimentar directamente con la marihuana. La marihuana es una droga muy especial. Tengo que decir que la puedo considerar lo más parecido al vino. Cuando era muy joven, la marihuana que había era una mierda, y también la solíamos mezclar con tabaco, con lo cual tampoco la disfrutaba. Ya hace unos años la cosa ha cambiado mucho, ya que también la ciencia se ha metido por el medio. De hecho, es usada también a nivel médico, y se ha comprobado que tiene sus beneficios. Como todo en la vida, tiene sus partes negativas y sus partes positivas, y eso especialmente lo acaba decidiendo en parte también el consumidor, ya que la ciencia podrá decir misa, pero cada uno se relaciona con las cosas con su grado y a su manera. En este post me gustaba hablar de la idea especialmente de salud y felicidad. Es decir, ¿dónde está ese equilibrio? Hay gente que ve con muy malos ojos cualquier tipo de droga y ve como inferior a esa gente; sinceramente, me parece ridículo. Podría decir que se están perdiendo experiencias de la vida. Antes ya he dicho, y en eso sí lo defiendo, que si algo te sienta mal, no te beneficia —porque tú eres el que tienes que sentir si es así o no—, entonces estoy muy de acuerdo y respeto mucho esa parte. Esa es la gracia de la vida: cada uno debe elegir si le compensa algo o no. También siempre he dicho que si haces algo que luego puede afectar negativamente, y especialmente físicamente, a otras personas, entonces es obvio que es un enorme problema. Pero si tú decides relacionarte con ciertas drogas en tu vida, o con lo que sea que te guste, sin que haga daño a nadie, pues ¡joder! ¡adelante! Quién coño somos para prohibirle a la gente lo que quieran hacer con sus vidas; es algo que jamás entenderé.
Como decía, la marihuana de hoy en día ha cambiado mucho. Yo incluso una época que vivía solo planté en el balcón para mi consumo personal. Como la ley lo permite en ese caso en tu casa, y hasta dos plantas por persona, pues lo hice, de forma que además casi no gastas dinero. Es importante tener conocimientos sobre ella, ya que existen dos variedades: índica y sativa, y cada una tiene su forma de actuar. Al fin y al cabo, los dos componentes principales son el THC y el CBD. Por decirlo de algún modo, a más THC, la sensación es de más activación, y a más CBD, más relajación. Yo soy de los que me gusta mucho más la relajación. El THC, dependiendo de cómo, puede hasta generar algo de ansiedad. Fíjate una cosa especial que descubrí en mí con el paso de los años: así como con el café, si bebo un poco más de dos o tres cafés en un día, y cierto seguido, en seguida veo que me entra algo de taquicardia. Y mira que el café es legal, pero también es una droga. Una droga, al fin y al cabo, es todo aquello que modifica de forma no natural el estado de tu cerebro. Y luego una mezcla un poco rara que me produce un efecto similar es si bebo algo de vino y luego como chocolate negro. Es curiosísimo; nunca he buscado información sobre este caso, pero fijo que le pasa a más personas. Debe ser por la combinación de ambos, que deben llevar algo que produce ese efecto.
Yo dejé de fumar de todo durante muchos años, ya que me dio bastante fuerte por el deporte. Por eso decía que, aunque me relacioné bastante joven con fumar tabaco y porros, no estuve mucho tiempo tampoco. Me dio bastante fuerte por el deporte a partir de los 19 años aproximadamente. De hecho, en esa época es cuando todo cambió bastante radicalmente a mejor. Ya he contado en algún otro post que tuve unos años un poco, vamos a decir, revueltos, pero duró poco, ya que al poco tiempo me di cuenta de que no podía seguir así, que no era el camino que yo quería. Así que, aunque dejé de estudiar a los 18, me puse a trabajar, y al poco tiempo volví a estudiar mientras trabajaba, y me dio por el gimnasio, fútbol a nivel amateur; no paraba, era un terremoto. Y entonces es verdad que en esa época me fumaba mis porros y algo de tabaco, pero era como muy controlado. Típico porro por la noche que disfrutaba muchísimo antes de irme a dormir, ya que estudiaba por la mañana, por la tarde iba a trabajar, salía de trabajar y me iba directo al gimnasio, y los días que iba directo a casa, cenaba, estudiaba por la noche hasta casi las 2 de la mañana, y como ya estaban mis padres durmiendo, me fumaba un canuto en el balcón que era como gloria bendita. También es verdad que algunos días, especialmente si había fútbol, solía ir a un bar al lado de mi casa donde estaban los colegas, y aunque no estaba permitido fumar obviamente porros, era un bar de pakis que nos dejaban fumar; hacían la vista gorda. Como era un bar pequeño, y entonces sí se podía fumar tabaco en los bares, se llenaba bastante de humo de tabaco, lo cual disimulaba bastante. Es cierto que con el tiempo hubo alguna redada de policía y con el tiempo tuvieron que prohibirlo, pero sinceramente casi ni nos afectó a los colegas, porque ya sucedió cuando ya éramos más mayores y ya casi no íbamos al bar entre semana. Únicamente solíamos quedar los fines de semana por la noche, antes de irnos a la zona de bares y discotecas de fiesta en Barcelona.
La época de los 16 a los 18, que diría fue un poco la más revuelta, fue en la que probé otras drogas algo más fuertes: la cocaína, pastillas de MDMA (es decir, éxtasis) y una vez unas setas alucinógenas. Podría decir que me hubiese gustado experimentar algo más con las setas, pues de entre todas es la más natural. Tengo que decir que yo le tenía muchísimo respeto a estas drogas. Es más, siempre todo lo que es químico, procesado por el ser humano, le tengo respeto; me fío a medias.
En aquella época iba con una gente muy de barrio de la que ya hablaré otro día. Tengo que decir que eran gente de puta madre, gente muy leal, aunque se nos iba un poco la olla de vez en cuando jajajjaja. Pero claro, también tengo que decir que era la época del pelado, del skinhead. Yo iba también con mi Alpha, incluso durante un tiempo iba rapado. Lo normal de modas, y más cuando eres joven. También tengo que decir que lo pasé algo mal en algunos aspectos, pero como he dicho, ya hablaré de todo ello en otro momento, ya que es lo suficientemente importante como para hablar de ello, ya que en parte marcó mi forma de ser de hoy en día.
Estas drogas con el tiempo me han hecho reflexionar mucho, especialmente cuando con el tiempo me dio fuerte por la lectura en general, y especialmente con un mix de algunos libros de filosofía, psicología, biología y neurociencia. La cocaína: te das cuenta rápidamente de sus efectos y de que es una droga ya más dura, como es lógico. Nunca abusé de ella, la verdad. Tuve mis días, pero eran fiestas muy ocasionales —tipo San Juan, Fin de año y algunas más—, pero como rápidamente también me di cuenta de que mi cuerpo en seguida reaccionaba con cualquier tipo de droga, entonces siempre fui muy cauto en cantidades. Debo decir que mi relación con las drogas siempre fue, en dicho sentido, inteligente. Es verdad que la cocaína diría que es la más peligrosa, porque estar una noche metiéndote rayas, si quieres mantenerte en un mismo estado, pues vas metiéndote rayas, y si hay alguno que se anima más y lleva el ritmo, pues hace que te animes algo más. Pero yo era muy también de decir no, ahora no, que ya voy puesto. También tengo que decir que son una puta mierda al día siguiente o cuando decides terminar de tomar, ya que te tienes que ir a casa a dormir. Lo que se solía hacer era dejar de consumir, y entonces bebías algo de alcohol y fumabas algunos canutos. Pero vamos, que chupabas techo igual. La única parte positiva que tiene es que cuando te metes la primera raya, pues notas bien el subidón y unas ganas de hablar que te cagas jajajjaja. Con el tiempo conocí otros colegas, que eran amigos de amigos del cole al que fui hasta los 16, ya cuando éramos algo más mayores, y como yo ya la había consumido, pues muy esporádicamente alguna raya me metía. Pero vamos, que nada que ver con la época de los 16 a 18 años. Y había un colega que podía hablarte seguido durante horas sin casi ni dejarte hablar; menudas chapas que metía el colega. Luego siempre era con el que hacíamos coñas de las chapas que metía.
Como decía, fue una época que no duró mucho, ya que me di cuenta de la potencia que tenía, y si eres un tío con dos dedos de frente, sabes que eso no beneficia nada a la larga. De hecho, el síndrome de abstinencia es también de los más fuertes que hay, y al día siguiente es como tener una mini depresión. Con los años, cuando ya no iba con ese grupo de amigos, comencé a volver a salir con los amigos del cole de toda la vida. Algunos descubrieron más tarde que yo la cocaína y entonces empezaron a consumirla, pero de otra forma, es decir, saliendo de fiesta. Yo en mis primeras relaciones con esta droga tengo que decir que no eran en discotecas, sino en casas particulares. A mí, e igual que a otro colega, nos gustaba más estar en casa jugando a la play —que era lo más normal— y fumarnos nuestros canutos y ya. Y alguna vez pues íbamos a alguna casa de los otros colegas para esnifar. Suena duro escrito así XD. Pero cuando a partir de los 21 años más o menos empecé a salir más de fiesta, entonces empecé a beber alcohol de noche, ya que yo no solía ni beber de joven ni jugando a la play con un colega; éramos de fumar y Coca-Cola o Trina. Yo entonces, cuando empecé a salir de fiesta por la noche, ya llevaba años prácticamente sin haber tocado la coca, pero algún colega de los nuevos empezó a tontear y entonces descubrí su mejor vertiente, por decirlo de algún modo, porque si te lo paras a pensar, en mi caso no compensa nada positivo. Mis nuevos colegas la intercalaban bebiendo alcohol y esnifando. Yo pasaba casi siempre, ya que como ya había experimentado con ella bastante joven, pues no me gustaba para nada la idea de volver a tocarla, ya que sí tenía bastante en mente los días siguientes, que se hacían bastante rollo. Pero claro, cuando pillaba una taja descomunal, descubrí que meterse una raya era como un puto milagro, porque te quitaba toda la tontería de golpe. Realmente es como si un chaval pilla una borrachera espectacular y termina en un hospital; creo que les suelen meter como adrenalina. Pues esto era lo mismo: estabas que casi te caías al andar, y te sacaba todo y te sentías de cojones. Claro que luego algún que otro día me animaba un poco más, pero como digo, es algo que no he hecho mucho en mi vida, y hasta ahí he llegado.
Otra droga que me alucinó, como he dicho, eran las pastillas de MDMA. Es muy diferente a la cocaína. Además, suelen tardar en subir. Yo tenía un colega, del que también hablaré largo y tendido en algún que otro post, porque fuimos culo y mierda durante muchos años, y hace unos 4 años decidí cortar la relación por cosas que ya contaré. Es verdad que la gota que colmó el vaso fue vivir juntos de alquiler, pero me sirvió para darme cuenta de muchas cosas que antes no había visto sinceramente. La historia es que este colega iba al mismo cole que yo de pequeño, aunque de un curso menos; yo iba a clase con su hermano mayor, que era de mi edad, pero yo repetí, y entonces lo conocí. Aunque no íbamos a la misma clase, sí al mismo curso. Bueno, ahora no quiero extenderme hablando de esto, así que, como decía, este colega, como yo me terminé yendo de la escuela por volver a repetir un segundo curso y entonces empecé a ir con otra gente durante esa época que he dicho de los 16 a los 18 aproximadamente, pues yo lo introduje con esta gente, ya que a él le iba también ese rollo. La historia es que él siempre con las drogas tenía una relación especial en el sentido de que no le solían subir mucho. Tengo una teoría sobre esto y tiene que ver con su carácter y su familia; a día de hoy estoy más convencido que nunca. Recuerdo que con las pastillas se comía una y decía que no notaba casi nada. Yo me comía una y la notaba perfectamente. Es muy heavy el MDMA porque potencia muchísimo lo que sientes por las personas; es tan heavy que te acabas diciendo cosas con los amigos que jamás dirías en un estado normal. Es como que te abre totalmente tus sentimientos; sientes un amor muy grande. Dicen que cuando la palmas, muchas experiencias de gente que han estado muertas clínicamente, es de las cosas que más se repiten: que sienten un amor infinito. Debe ser que en el momento en que morimos el cerebro produce un exceso de dopamina que alucinas. Las pastillas, por ejemplo, no son tan adictivas como la cocaína, para nada. Es verdad que el bajón pues también lo tienes, pero la verdad es que tengo ciertos buenos recuerdos. También es verdad que notas que modifica mucho más las sensaciones en el cerebro, y eso también me daba cierto respeto, pero la sensación, como ya he dicho en este post... ¡ostras! Creo que merece la pena experimentarlo alguna vez en la vida. Ahí te das cuenta de que si algo tan simple puede modificar tanto "nuestra supuesta realidad", es que la realidad no es como pensamos.
La experiencia más bestial y trascendental que tuve con el MDMA fue con unas pastillas llamadas precisamente Love. Ha sido, sinceramente y sin rodeos, una de las mejores experiencias de mi vida, que me ha hecho reflexionar enormemente sobre lo que acabo de plantear: ¿qué es real? Resulta que ese día decidimos ir al parque de la Oreneta de Barcelona, ubicado en la zona alta de la ciudad. Nos colamos por la noche, ya que estaba bastante alejado del núcleo urbano; al fin y al cabo, es como un bosque. Era oscuro, pero había luna llena —lo recuerdo porque cuando nuestras pupilas se acostumbraron podíamos vernos bastante bien—. Joder, tengo un recuerdo excelente de esa noche.
Nos tomamos esas pastillas y, además de experimentar lo habitual —estar de muy buen rollo con los colegas—, de repente empecé a ver una mariposa bastante grande y completamente colorida, pero con una claridad alucinante. Claro, le digo a una amiga: "¡Mira qué mariposa! ¡Alucina!". Y me responde: "¡¿Pero qué dices?! Yo no veo ninguna mariposa". Entonces comprendí rápidamente que era un efecto que esas pastillas me producían a mí. El novio de ella, que siempre solía explicarnos cosas sobre las drogas, me comentó que en algunas personas ciertas pastillas podían generar efectos alucinógenos. Yo estaba alucinando, pero al mismo tiempo vivía una experiencia fascinante. Hasta llegué a despertar cierta envidia en el resto porque ellos no conseguían ver otras cosas. Quizás yo tenía un cerebro predispuesto. Tal vez, gracias a esa química, mi cerebro lograba conectar con la Lattice de Jacobo Grinberg y crear ciertas visiones. Es obvio que cuando experimentas algo así te das cuenta de la capacidad del cerebro; al fin y al cabo, era una creación absoluta de mi mente, pero resultaba completamente real. Una locura que me encantó.
No solo vi la mariposa. De pronto, en el horizonte, a través de los árboles, se me dibujó también como un edificio con ropa colgada en las típicas cuerdas del exterior de las ventanas. Lo veía súper claro, pero me dijeron que no había nada. Yo reía y flipaba; me lo pasé genial. En el parque no vi mucho más. Se terminó haciendo de día y entonces bajamos a la zona de nuestro barrio. Me quedé con mi colega de siempre y decidimos ir a un parque muy típico del barrio para hacernos algunos canutos antes de ir a dormir.
Aquí viene otra parte interesante y graciosa de la hostia. Mi colega empezaba a ver alguna que otra cosa —no recuerdo exactamente qué, porque fue poca cosa—. Igual mi predisposición a haber visto cosas afectó también a su cerebro. Yo en ese parque volví a ver algo muy curioso: me estaba liando un porro y, como mirábamos para todos lados por cautela ante la policía, niños y demás, miro hacia un lado y de repente veo un montón de policías antidisturbios todos juntos, casi en círculo. ¡Claro! Ahí ya me acojoné más, cerré el puño donde tenía el tabaco mezclado con el hachís y le digo al colega, algo asustado: "¡Tío! ¡Tío! ¡La policía!". Le señalo dónde y me dice: "Tío, no hay nadie ahí, hay un grafiti en una persiana de un local". Pues yo los veía claramente, hasta que finalmente se me desvaneció. Lo gracioso es que estábamos charlando cuando me dice el colega: "¡Tío! No te lo vas a creer. Estaba hablando contigo mientras me hacía el porro y de pronto he notado como arenilla en la mano, lo he tirado todo, y ahora me entero". ¡Vaya risas nos pegamos!
Pero aquí no termina la cosa. Nos despedimos y nos vamos cada uno para casa. Llego a casa y ¡no tengo las putas llaves! Buaaa, yo cagándome en todo, no me lo creía, pero claro, con la pajarería que llevábamos, imagínate. Tenía que llamar a mi madre para que me abriera sobre las siete de la mañana, con todo el careto y decirle que había perdido las llaves. Se me fue toda la tontería de golpe. Total, que llamo, broncón, y a dormir como pudiera. Pero aquí viene lo bueno. Al día siguiente nos vemos en el bar con otros colegas del cole, ya que también nos veíamos habitualmente porque vivíamos en el mismo barrio y a veces quedábamos en el parque con ellos. Me veo en el bar hablando con él y le comento que había perdido las llaves de casa la noche anterior, menudo follón y tal. ¡Me dice: "Tío, mi hermano hoy se ha encontrado unas llaves en el parque y las ha cogido"! Yo flipando desproporcionadamente, porque claro, las probabilidades de haberlas perdido en uno de los dos parques eran altas, aunque si las hubiese perdido en el de la Oreneta lo llevaba claro. Al decirme eso le dije: "Tío, pues tráemelas porque como sean las mías voy a flipar mucho, especialmente de alegría". Y sí, ¡eran las mías! ¡De locos!
Esa fue, como decía, una de las mejores experiencias que tuve con el MDMA. Debo mencionar que actualmente el MDMA y el LSD se están utilizando cada vez más a nivel médico para curar depresiones, especialmente traumas. Hay historias bastante espeluznantes. Vi un documental en Netflix sobre el uso médico del LSD y es brutal lo que relatan algunos pacientes. Además, actualmente ya tienen tasas altísimas de curación de traumas y depresiones bastante graves. Normal, porque lo que experimentas te cambia la vida y te hace reflexionar a un nivel sin precedentes sobre qué es real.
Por eso cada vez más existe una cierta creencia científica de que todo lo que vemos es una realidad creada por nuestro cerebro. En cierto modo tiene lógica, ya que si la física, especialmente la cuántica, ha demostrado que a nivel microscópico todo son átomos, quarks, etc., es una clara evidencia de que nuestro cerebro tiene un papel creador. Si no, ¿cómo coño una persona con drogas puede ver cosas que no están ahí para el resto? Como he dicho, esa experiencia vital sinceramente creo que merece la pena vivirla. Respeto y entiendo a la gente que le tiene pánico y no quiere saber nada de todo ello, pero me cabrea que muchos de ellos no respeten a los demás o te traten de forma despreciable por haber experimentado de esta manera. De hecho, para mí, una persona que piensa así creo que mentalmente está muy limitada y demuestra cierto grado de ignorancia. Hablo de los que pueden despreciarte por haber hecho uso de estas drogas alguna vez. Así de claro te lo digo.
Como he dicho y repito, en cualquier caso, si el uso de estas sustancias va a condicionar una serie de problemas graves en la vida de una persona, yo también lo desaconsejo con total seguridad. No a todo el mundo le tienen que sentar bien y tampoco tiene sentido un uso continuo, repetido y constante en la vida, porque entonces lo único que pasaría es que estarías enganchado y escapando de la realidad normal creada por nuestro cerebro sin el uso de ellas.
Otra droga que probé fueron las setas alucinógenas. Esta solo la he probado una vez y, sinceramente, me he quedado con ganas de repetir la experiencia alguna vez más. Lo hice en un San Juan, en casa de un colega en Cubelles. La historia también tiene su gracia.
Nos chivaron de una tienda en Barcelona, un GrowShop, donde si ibas y le decías al tío si tenía ambientadores, le estabas pidiendo setas. Nos lo dijo un colega, pero teníamos dudas ya que parecía rocambolesco, pues no teníamos contactos que tuvieran setas. Así que cogí la moto y fui con mi colega de siempre. Estaba en otro barrio de Barcelona, alejado del nuestro. Recuerdo que llegamos, entramos, esperamos a que se marchara un cliente y entonces le dijimos: "¿Tienes ambientadores?". Se lo dijimos de aquella manera, lógicamente, pero nos dijo que no sabía a qué nos referíamos. Le insistimos un poco, pero el tío parecía no saber por dónde iba la cosa.
Salimos de la tienda y nos miramos diciéndonos: "A ver, el tío tenía pintas de fumeta que te cagas". Pensamos que como no nos conocía ni nos había visto nunca, quizás no quería arriesgar. Total, que decidimos entrar y decírselo tal cual. Le explicamos todo con más detalle, comentándole que nos lo había dicho un colega de nuestro barrio, que era San Juan, que queríamos disfrutar por la noche con otros amigos. Al final accedió y nos sacó una bolsita de las que tenía. Si mal no recuerdo, eran monguis. El tío se lo curró porque nos asesoró bien. Nos dijo que era mejor comer poco al principio y ver si subían, ya que a cada persona le afectan de manera diferente las raciones.
Nosotros teníamos mucha curiosidad. Yo especialmente por haber experimentado visiones con el MDMA aquel día, así que le preguntábamos sobre todo si veríamos cosas. Nos explicó que eso funciona de formas diferentes en cada persona. Además, veníamos condicionados por el otro grupo de colegas del cole, que el año anterior en San Juan se fueron a Sitges y se tomaron setas que había conseguido uno de ellos. Al día siguiente nos lo contaron todo y flipamos mucho porque se lo pasaron pipa. Vieron bastantes cosas y se descojonaron a saco —porque esa es otra: te da por reír muchas veces que no veas—. Recuerdo que contaron que de pronto vieron un trol que les empezaba a perseguir por la playa, y estaban corriendo y riendo porque les perseguía el trol.
La historia es que también hay que ir con cuidado, como nos contó el de la tienda, ya que ha habido casos de gente que se ha tirado hasta por el balcón de su casa porque ven cosas que les llevan a eso. Así que también tienen esa parte peligrosa. Por eso el LSD que utilizan a nivel clínico para depresiones y traumas del pasado lo hacen siempre de forma controlada, como en hospitales, con el paciente en una habitación normalmente en la cama y dos personas del centro para controlarlo a todos los niveles. Esto salía en el reportaje que he comentado antes.
El de la tienda nos contó una historia bastante graciosa de un cliente-amigo suyo: se comió las setas en su casa y se puso a ver la tele, estaba viendo a Javier Sardà en Crónicas Marcianas, y de pronto Javier Sardà desde la televisión le echó de su propia casa, le decía que saliera, ¡y el tío salió! Una anécdota sin más, en referencia a que nosotros teníamos muchas ganas de experimentar viendo cosas.
Aquí viene una de las partes interesantes. Nos dijo que una vez las comías solían tardar en subir —supongo porque el cuerpo debe hacer la digestión, ya que las comes obviamente—. Nos comentó que los primeros síntomas habituales suelen ser comenzar a tener la risa floja. Hizo mucho hincapié en tener cuidado con cosas punzantes, ya que podías no notarlas. Eso se me hizo raro de cojones; pensé: "¿Cómo no vas a notar algo?", no lo entendía. Finalmente las compramos y nos fuimos.
Llegó la noche. Nos reunimos en casa del colega en Cubelles con los colegas que yo había conocido, no los del cole. Estos es verdad que solían darle bastante caña a las drogas. No es que lo hicieran siempre, pero sí algunos fines de semana. Total, llega el momento y mi colega y yo partimos la ración en dos mitades. Mi colega, como siempre, ya estaba algo negativo pensando que no le iban a subir, como casi siempre. Por eso estoy seguro de que su forma de pensar también le condicionaba.
Pasa un buen rato, una media hora, y no notamos absolutamente nada. La verdad es que empezamos a pensar que el tío nos había timado, igual nos había dado alguna ración que ya había perdido bastante fuerza. Como nos había dicho que era mejor no comerse la media ración entera al principio, todavía nos quedaba, así que decidimos a la media hora comernos el resto. Mi colega al cabo de un rato empezó a decir que se notaba un poco con la risa tonta. El resto de colegas en la casa, la gran mayoría habían decidido experimentar con tripis.
A pesar de que siempre había escuchado que con tripis podías flipar mucho viendo cosas, también se hablaba de que a gente le sentaban mal y terminaban pasándolo bastante mal más que disfrutando, cosa que siempre me hizo no querer experimentar con ellos. De hecho, uno de ellos pasó toda la noche sentado en un bordillo que había en el exterior de la casa —ya que tenía jardín— y todo el rato decía que le dejaran en paz. Le tocó la mala experiencia, así que imagínate qué putada.
La cuestión es que después de comernos esa segunda parte restante, mi colega mencionó lo de la risa, pero tenía dudas, no sabía si estaban a punto de subirle o qué. Yo estaba bastante parecido: algo de risa, pero nada que ver con lo que nos había dicho el tío de la tienda, ya que se supone que en el primer momento que suben empiezas a reírte por todo bastante, cosa que hubiera molado.
Entonces aquí viene lo heavy. Mi colega me dice: "Lo que sí es verdad es que es como que me siento algo ligero". Y yo de pronto me levanto y ¡alucino pero mucho! Es como que mi colega me activó de repente lo que había dicho el tío de la tienda. En el primer momento que me dijo esto, yo estaba sentado en una silla de playa con el brazo apoyado. Muevo mi brazo derecho hacia arriba y no siento absolutamente la fuerza de haberlo movido. Ahí es cuando me levanté de la silla de golpe, algo acojonado, y les digo a todos: "¡Hostia! No siento nada de mi cuerpo, he perdido el tacto". No notaba nada al tocar las cosas, pero era súper consciente de todo, y más aún por lo que había dicho el tío de la tienda, así que dije: "Vale, pues cuidado". A partir de ahí me acostumbré sin más.
Una amiga me preguntó: "¿Y no ves las cosas como brillantes?". Es verdad que quizás veía un poco más de brillo, especialmente en las luces, pero ahí se quedó todo. Ni trolls, ni mariposas, nada. Mi cerebro no creó absolutamente nada. Fue una decepción, ya que perder el tacto, pues bueno, al principio flipas también un poco diciéndote "¿cómo es posible?", pero nada más. Mi colega no notó prácticamente nada; dijo que un poco ligero y lo de la risa floja al principio, pero nada más. Se rayó bastante, sobre todo al día siguiente, ya que no pudo experimentar nada como había pensado.
Esta es mi única historia con las setas. Como he dicho, me he quedado con ganas de algo mejor, pero bueno, nunca se sabe. Igual algún día me da, aunque ya no creo. Si lo hiciera, intentaría hacerlo en un entorno bastante controlado a estas alturas de la vida, y lo haría muy especialmente desde un punto de vista más experimental y filosófico.
Bueno, después de hablar largo y tendido de mis relaciones con estas drogas, no he terminado de comentar del todo la que considero la mejor, básicamente porque es blanda: la marihuana.
Como decía al principio, en los últimos años ha avanzado muchísimo todo lo relacionado con ella, especialmente porque hay países que la han legalizado, y en uso médico finalmente se ha demostrado su buen aprovechamiento, sobre todo para gente con cáncer, etc. Muchas veces puede resultar una buena alternativa cuando, por ejemplo, hay gente con problemas de riñones, porque lo que hay que tener claro es que con pastillas los riñones también terminan cascando.
Hace unos años, después de haber dejado por completo todas las drogas en general —excepto algo el alcohol—, decidí probar la marihuana sola, sin tabaco, y empezó a gustarme más que cuando era joven. Pero vamos, que igual me hacía un porro el viernes noche y me duraba todo el fin de semana. Empecé a saber saborearlo mucho más. Después de tantos años, obviamente si me fumaba un porro de marihuana yo solo en una noche me cogería un amarillo que no veas.
Otra de las cosas que he defendido siempre de fumar marihuana versus alcohol es que no conozco a nadie que se haya muerto por exceso de dosis; es literalmente imposible. Como mucho eso: un amarillo, vomitar, te vas a la cama, y en una hora como mucho estás recuperado. Sin embargo, bébete una botella de tequila toda seguida como si fuera agua y vas a terminar en el hospital o muerto. El coma por beber es fácil que suceda. Por eso muchas veces me da rabia que la gente sea tan ingenua, pero como una cosa está bien aceptada socialmente y la otra no, pues eso: la mayoría de personas con alta ignorancia creen que es el diablo.
Yo también lo veo como una forma de alternar en la vida: si fumas, pues claro que algo jodes los pulmones, y si bebes, lo mismo pasa con los riñones. De forma que si en toda tu vida, por ejemplo, durante una época bebes y durante otra fumas, pues no jodes tanto quizás un órgano y le das tiempos de recuperación.
Pero aquí no termina la cosa. Mi último descubrimiento sobre la marihuana fue la vaporización. No hablo de la mierda de vapers para tabaco que van con agua y nicotina. Hablo de vapers donde colocas un poco de marihuana, la calientan entre 160º y 220º, y fumas ese vapor. Aquí hay tremendas ventajas. Primero, cuando fumaba en los últimos tiempos —además lo hacía algunas noches o fines de semana—, como fumaba muy poco, me hacía canutos de un centímetro, lo cual es un coñazo porque lo que me interesaba era darle muy pocos caladas, ya que me era suficiente para el estado de relajación que quería. Si me hacía un canuto más largo me duraba todo el fin de semana o más, pero claro, es una mierda porque cuando lo dejas de un día para otro, al apagarse y volverlo a encender ya no sabe igual.
La vaporización es un grandísimo descubrimiento, sobre todo porque, al evitar la combustión, lo único que fumas es vapor y exclusivamente las partes beneficiosas de la marihuana. Cuando lo fumas en un porro, el problema es que al quemarlo sí se liberan partes cancerígenas. Otra cosa que me alucinó es que es mucho más eficiente: aprovechas mucho más la marihuana. Es verdad que quien quiere un colocón importante o está acostumbrado a ello quizás no le termina de convencer. Es decir, un fumador habitual y diario de marihuana seguramente no le va a convencer, pero claro, ser fumador diario de marihuana en cantidades relativamente importantes ya no lo considero saludable.
Hay que ser realistas en que también tiene partes negativas, y una de ellas es la memoria: tiene una incidencia importante en la memoria a corto plazo especialmente. Así que si estás en un período de aprendizaje te va a complicar las cosas. Tengo que decir que de joven, como luego fumaba esporádicamente —por ejemplo, por la noche para ir a dormir— y era una época donde el cerebro todavía es capaz de recibir y procesar mucha información, lo contrarrestaba ya que tenía que estudiar bastante, así que nunca terminé de notarlo. Ahora, algo más mayor y dado que estoy con aprendizaje de idiomas —ya que me ha dado bastante por ahí—, si fumara como antes seguramente lo notaría más. Además, de joven no fumaba marihuana sino tabaco con hachís, y en ese caso es más moderado a nivel cerebral.
Como decía, lo de la vaporización ha sido un gran descubrimiento en los últimos años. Otra cosa muy alucinante es que si la vaporizas notas muchísimo más los aromas de cada variedad. A eso me refería con la comparación con el vino. Es una pasada teniendo en cuenta que hoy en día hay una variedad brutal de hierba, con sabores a cítricos y todo tipo de ocurrencias, ya que genéticamente ha avanzado mucho ese tema. Recuerdo probar una vez una con sabor a cookies. No es que de pronto tengas el sabor exacto de una galleta, pero sí deja el regusto final. Como decía, es muy parecido al vino con sus diferentes aromas.
Otra de las mejores cosas es que el síndrome de abstinencia es casi inexistente. Existir existe, pero es ridículamente inferior, por ejemplo, al de la nicotina. Para que nos hagamos una idea, la relación versus la nicotina es de un 10%. Sí, un 10%, y eso se nota mucho. Puedo dejar de vaporizar con total tranquilidad. Si llevas vaporizando un tiempo algo notarás, pero vamos, pasan tres o cuatro días y casi ya ni te acuerdas. E incluso esos pocos días es todo muy light; simplemente tiene más que ver con el hábito que otra cosa. Coges esos días, te vas a dar vueltas por la montaña o lo que sea, y ni te enteras. Ni nervios exagerados, ni craving, ni mala hostia... Es todo muy leve.
Yo ahora durante un tiempo he decidido dejarla, como he dicho, porque básicamente me quiero centrar en todo lo que quiero hacer. Pero con el tiempo, cuando ya esté de nuevo estabilizado, tengo claro que voy a preferir eso en gratas ocasiones antes que el alcohol.
El alcohol, de hecho, es algo que sí he visto que durante unos años quizás me pasé un poco bebiendo birras al día y demás, y eso también me llevó a engordarme más y a comer peor. Por eso con el alcohol sí he decidido cambiar por completo mi relación. Me bebo alguna birra de vez en cuando, algún gin-tonic algún fin de semana y algún chupito de whisky ahumado, pero nada de hacerlo con hábito.
Además, como ahora me quiero recuperar a nivel de forma —ya que en los últimos diez años me engordé bastante—, por eso he minimizado también todo esto. También tengo que decir que en parte decidí engordarme porque quise. Ahora, para terminar, voy a hablar de todo esto en relación con el tema de la salud, que es un poco a lo que iba también con este post.
Durante unos años, viviendo solo, también me dije: "Oye, si hay algún momento en la vida para disfrutar comiendo lo que te dé la gana, era en ese momento". No lo vas a hacer con 60 años, que supuestamente ya vas a estar más jodido. Igual te cuidas toda la vida y a los 60 te sale igualmente algo que ya no te permite hacer algo que tenías pensado. Eso es así, nos guste o no. Yo siempre digo que respeto mucho lo que cada uno quiera hacer con su vida, pero así como yo lo respeto, los demás también lo deberían hacer. Nadie tiene la razón absoluta.
Aquí viene un poco el dilema. Mucha gente defiende que la mejor forma de vivir es la más saludable. Yo discrepo en parte: tienen razón parcialmente, pero obvian una variable que creo puede ser igual o más importante: la felicidad. Yo muchas veces me pregunto: ¿en serio hay gente capaz de sacrificar felicidad solo por vivir más años que el resto? ¿Realmente tiene sentido? Imagina que eres una persona que siempre has querido hacer y probar algunas cosas de la vida, pero no lo has hecho porque de pequeño siempre te han metido el miedo en el cuerpo. ¿Cuánta gente muere de mayor arrepintiéndose en el momento de su muerte de no haber hecho infinidad de cosas? A eso me refiero. ¿Y si te cuidas toda la vida y a los 65 mueres igualmente de un infarto o de un cáncer?
La mayoría de gente dirá: "Pero es que las posibilidades se reducen". Ya, pero es que sigue existiendo esa posibilidad, por mínima que sea, y cada caso es único. Es imposible saber el porcentaje que tenemos individualmente cada uno. Establecerán medias obviamente, pero existen circunstancias particulares que no sabemos de cada uno de nosotros y salen de esas medias. ¿Tiene sentido vivir una vida enfocada absolutamente en la salud? Pues depende. ¿Te hace realmente feliz hacerlo? Entonces la respuesta es sí. ¿Eres más feliz experimentando algunas veces con algunas drogas? Pues hazlo, no lo dudes.
De una localidad del sur de Italia hicieron hace unos años estudios porque la esperanza de vida era más alta que la del resto. Cuando empezaron a investigar la vida de esa gente se dieron cuenta de que fumaban, bebían, lo que diríamos que no es una vida saludable. Pero vieron algo que les llamó la atención: eran gente especialmente sociable, muy familiar, muy de quedar en familia, hacer comidas, etc. En ese estudio creyeron finalmente que la sociabilidad era una variable principal para esa esperanza de vida. Y no es la primera ni fue la última vez que lo escuché. Tengo que decir que ahora mismo no es mi caso, pero oye, es que todo no se puede tener siempre.
Otro de los pueblos con mayor esperanza de vida está en Japón. Allí tenían un dicho: siempre se quedan con un poco de hambre al comer. Pero es que la filosofía sobre la sociabilidad al parecer es muy similar. Aunque hay otras variables: comen mucha verdura y pescado, sumado a que llevan una vida activa fuera del sedentarismo, ya que suelen tener sus huertos y están constantemente trabajando en ellos. Y como decía, se ayudan mucho entre ellos y hacen muchas reuniones y quedadas.
En resumen, ¿vale la pena vivir una vida exclusivamente con el foco en la salud desde un punto de vista rigurosamente científico y con el único objetivo de alargar lo máximo posible la esperanza de vida estando la mayor parte del tiempo amargado? Porque gente así conozco unos cuantos. Oye, el que lo quiera, pues adelante. Ya he dicho que yo lo respeto mientras no jodas a los demás, pero respeta también otras creencias en ese caso, porque como digo, hay muchas formas de ser feliz en la vida, y a veces, aunque no estemos de acuerdo, debemos aprender a respetarlas sin más. Nadie es mejor persona por vivir de una manera determinada u otra. Eso lo define el carácter, la humildad, honestidad, ciertos valores, integridad. Eso sí define a una persona como mejor o peor, no sus hábitos o su manera de vivir.
¡Y hasta aquí llega el tremendísimo post de hoy! ¡Vaya fumada, ¿eh?! jajajaja
Pues no ha habido canuto ni siquiera birra, pero debo confesar que hace unos 20 minutos me he tomado un pequeño chupito de whisky ahumado para rematar este post e irme a dormir. Mañana por la mañana, si no llueve, me acercaré un rato al gimnasio a ver si puedo hacer algo de natación. Al mediodía, mi pizza habitual del fin de semana —esa no me la perdono—, pero como ahora no ceno ya que estoy tirando de autofagia, me lo puedo permitir.
Como decía antes, siempre buscaré un equilibrio. Al fin y al cabo, ya lo decía Aristóteles: la virtud está en el término medio.
Mañana al mediodía tenemos carrera de MotoGP, ya que no hay F1. Por cierto, soy un buen seguidor de la Fórmula 1, especialmente de Fernando Alonso, pero hasta el próximo fin de semana nada. Por la tarde espero volver a salir a caminar después de la siesta que me pegaré, y veremos si mañana escribo. Todo dependerá de dos cosas: si tengo ganas y si tengo algo sobre lo que escribir. Lo segundo es más probable que lo primero, siempre.
¡¡Hasta la próxima si la Lattice quiere!! Creo que a partir de ahora voy a terminar los posts con esta frase...